
El libro que publica Confluencias Editorial se completa con la famosa conferencia D5, organizada por el blog Allthingsd, que reunió a Steve Jobs y su supuesto rival legendario, Bill Gates, fundador de Microsoft, en mayo de 2007. Se sabe que el creador de Apple puso reparos a esa entrevista a dos voces, pero una vez convencido pareció que ambos protagonistas habían acordado tácita o expresamente negar cualquier oportunidad al morbo.
Gates y Jobs no sólo se dedican a alabarse mutuamente, sino que incluso revelan que han mantenido durante una década una especie de matrimonio en secreto -un "matrimonio gay", llega a bromear la moderadora Kara Swisher-, en referencia al equipo de Microsoft dedicado a desarrollar aplicaciones específicas para Mac y que, en palabras de Gates, "siempre ha sido tratado tan bien que tiene una relación muy especial con Apple".
Jobs completa aquí las impresiones de su colega afirmando que aquella colaboración fue la manera de Microsoft de "meterse en la industria de las aplicaciones" para PC en un momento en que el negocio estaba controlado por Lotus. Hasta el más listo de la clase se equivoca más de una vez. Jobs lo demostraba allá por 1985 al vaticinar que las novedades de la industria se limitarían en lo sucesivo al software y no al hardware. Más de 20 años después, sigue convencido de lo mismo, pues considera que tanto Apple como Microsoft transitan por el buen camino por ser, en esencia, compañías de software.
Ninguna referencia, por supuesto, a antiguas acusaciones de monopolio como las que formuló en el diálogo con Morrow. Jobs decía entonces que los informáticos estaban siendo "expulsados del negocio de los ordenadores" por la posición dominante de Microsoft, sobre cuya legalidad abría enormes interrogantes. "¿A quién le importa?", se preguntaba: la cuestión es que «"a innovación en la industria está siendo absorbida por completo [por Microsoft]".
Pero estos lamentos eran agua pasada en 2007. Después de algunos alardes de adivinación por ambas partes, la conferencia toca a su fin, pero antes ("one more thing", como habría dicho Jobs en una de sus tantas presentaciones de Apple) Gates resume mejor que nadie lo que hacía único a su amigo: "Daría lo que fuera por tener su gusto (...). Las cuestiones que a mí me parecían de ingeniería, [él las decidía] basándose en la gente y en el producto, algo que me es hasta difícil de explicar. Hace las cosas de una manera diferente, me parece algo mágico".
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