
Marvin Minsky, padre de la Inteligencia Artificial, aseguró a este diario hace unos meses que llevaba varias décadas sin ver nada que le sorprendiese realmente en este campo de investigación. Y en esos años se han dado pasos de gigante como la ya mítica partida de ajedrez que Deep Blue ganó a Gary Kasparov. Sin embargo, el profesor que asesoró a Stanley Kubrick y a Arthur C. Clarke para el guión de '2001: Una odisea del espacio' dejaba una puerta abierta y aseguraba que una «nueva edad de oro de la Inteligencia Artificial está por llegar».
Y puede que esté llegando ya. La presentación ayer en la sede de IBM de las nuevas aplicaciones del ordenador basado en computación cognitiva Watson traían inevitablemente a la mente las conversaciones que mantenía el doctor Chandra con HAL en la película de Kubrick. Según el protagonista, el nombre de HAL proviene de las siglas de Heuristic Algorithmic (Algorítmica heurística), siendo la heurística la técnica de la indagación y del descubrimiento, según la Real Academia de la Lengua. Pero en la época ya se conjeturaba que en realidad, las siglas no eran más que una manera de sugerir que HAL iba por delante del gigante informático con las supercomputadoras más avanzadas en aquel momento: IBM (HAL son las letras que anteceden a las de la compañía en el alfabeto).
«Watson, necesito ayuda con una adquisición», dice un científico de IBM en una demostración. «¿Cómo puedo ayudarte con esa compra?», pregunta Watson. «Búscame empresas con ingresos de entre 25 y 60 millones de dólares relacionadas con Análisis», pide el investigador. «Déjame ver qué puedo encontrar...», responde Watson. Tras una conversación con lenguaje natural en la que la computadora aporta todos los datos y análisis que se le piden, el científico pregunta: «Watson, ¿puedes hacerme una recomendación sobre qué empresa comprar?». En ese punto termina la presentación porque son empresas reales, pero, tras el telón, Watson en efecto sugiere qué adquisición sería más conveniente.
«Realmente, podemos imaginar a Watson sentado en el consejo de administración de una gran empresa en el futuro», asegura Darío Gil, director de Sistemas Cognitivos Simbióticos en el Centro de Investigación Watson de IBM en Nueva York. «Eso va a suceder, tiene que aprender a colaborar con nosotros, pero va a ser una realidad y será casi universal», afirma Gil.
Watson saltó a luz pública en 2011 cuando ganó a los dos mejores concursantes de la historia del concurso de televisión Jeopardy! Y desde entonces la compañía norteamericana lo ha convertido en una tecnología comercial, accesible a a través de la nube y que ya tiene clientes en 25 países del mundo, incluido España, donde Repsol o CaixaBank están comenzando a utilizar sus servicios, y esta última ayudando a IBM a desarrollar las herramientas en castellano.
Según sus creadores, es la primera computadora capaz de aprender a medida que trabaja y acumula información y que puede interactuar con el ser humano en un lenguaje natural. Es decir, un paso desde el mundo de los ordenadores que sólo entienden el lenguaje de programación, hacia un nuevo paradigma en el que las máquinas pueden alimentarse de lenguaje hablado. «Watson es capaz de sentirse cómodo en un entorno de lenguaje natural. Y eso es fundamental porque así es como hemos codificado el conocimiento humano: libros, artículos, conversaciones...», dice Darío Gil.
Pero la ambición de las máquinas inteligentes va más allá. Quieren procesar los datos como lo hace el ser humano. Hasta ahora las computadoras sólo son capaces de analizar datos estructurados en bases de datos, en listas u ordenadas de alguna forma que el ordenador es capaz de procesar. Pero son incapaces de navegar por internet y obtener información válida del caos de fotos, tuits, textos, etcétera que circula por la Red. En el futuro, máquinas como Watson serán capaces de transformar todo ese desorden en información útil.
Y, además, va a ir aprendiendo con la experiencia, como haría un ser humano, así que cada vez es más y más inteligente. «Watson va a ir aprendiendo con las interacciones con el usuario», explica Gil. «Una base de datos siempre te va a dar la misma respuesta a la misma pregunta, pero Watson va a ir aprendiendo y añadiendo información según aumenten los usuarios que trabajen con él».
Las aplicaciones de esta nueva forma de computación a la sociedad actual son enormes, desde el análisis de datos empresariales para mejorar la toma de decisiones hasta asuntos de seguridad nacional como, por ejemplo, localizar a un supuesto terrorista a través de las comunicaciones telefónicas. Pero uno de los usos más fáciles de imaginar quizá sea la aplicación médica de la inteligencia artificial.
«Nuestra intención es ofrecer a cada paciente la mejor forma de curarse a nuestro alcance», asegura Mara Antonoff, del MD Anderson Cancer Center de Houston (EEUU). «Sería un sueño para nosotros poder llegar a prevenir el cáncer en lugar de tener que tratarlo. Y claro que Watson nos va ayudar en ese camino», dice Antonoff.
La idea es utilizar la inteligencia artificial para poder mejorar los diagnósticos y ofrecer mejores terapias a cada paciente, de una forma personalizada. «Watson se ha leído y ha establecido conexiones entre los 23 millones de resúmenes de publicaciones científicas que contiene el Pub Med», explica Darío Gil. Pero para ello, es preciso mejorar la información genética disponible de cada paciente y poner a disposición de Watson un red de datos médicos de personas lo más amplia posible. «Nuestro objetivo no es sólo llegar a curar el cáncer, sino también llegar a prevenir todos los cánceres futuros», asegura Mara Antonoff.