Un rompecabezas cósmico
Cuando los científicos lograron este descubrimiento, se desconcertaron. "Estamos viendo un escudo invisible que bloquea electrones, algo así como los escudos creados por campos de fuerza en Star Trek para repeler armas alienígenas", relata Baker. "Es un fenómeno extremadamente desconcertante".
Los científicos barajan opciones como la influencia del campo magnético de la Tierra o las ondas de radio.
Al intentar buscar una explicación plausible, los astrofísicos pensaron inicialmente que los electrones altamente cargados, que dan la vuelta a la Tierra a 160.934 kilómetros por segundo, podrían ser frenados en la atmósfera superior y gradualmente aniquilados al interactuar con las moléculas del aire. Sin embargo, según explica Baker, la barrera observada por las sondas de los cinturones Van Allen consigue parar a los electrones mucho antes de que consigan alcanzar la atmósfera.
Así todo, el grupo no se rindió y barajó un gran número de escenarios en los que se podría crear y mantener una barrera de este tipo. Otra de las posibilidades que surgió es si se podría haber generado por la influencia de las líneas del campo electromagnético de la Tierra. También apuntaron a las ondas de radio de los transmisores humanos, preguntándose si éstas podrían dispersar a los electrones, impidiendo que continuasen su camino. Sin embargo, según asegura Baker, ninguna de estas teorías tiene un buen fundamento científico.
Un silbido plasmaférico podría tener un papel clave en la barrera.
El escenario que parece más posible al equipo es la influencia de la plasmafera, una gigantesca nube de gas frío con carga eléctrica que comienza a unos 965 kilómetros sobre la Tierra y se extiende hacia miles de kilómetros a lo largo del cinturón Van Allen exterior. Según Baker, la plasmafera podría estar dispersando los electrones con baja frecuencia en la barrera, de forma que las ondas electromagnéticas crearían un 'silbido' plasmaférico que sonaría como el ruido blanco en un altavoz.
Así, Baker cree que el silbido plasmaférico podría jugar un papel clave en la barrera. Sin embargo, todavía sigue desconcertado y se sigue preguntando cómo puede ser posible este comportamiento tan tajante, cuando lo natural sería que "algunos electrones consiguieran pasar la barrera y otros rebotasen", pero en este caso ninguno logra entrar. "Sinceramente, todavía creo que todo esto es un rompecabezas".
Sin embargo, a pesar del enigma de la pantalla invisible de Baker, Rafael Bachiller no deja de fascinarse al "ver cómo la naturaleza hace de este planeta un oasis privilegiado para que prospere la vida".
Un 'cosmo-marcador' para encontrar planetas habitables fuera del Sistema Solar
Según explica Rafael Bachiller, para la exploración espacial "es imprescindible conocer en más detalle la estructura de los cinturones Van Allen y los efectos que pueden sufrir nuestros astronautas y nuestros equipos cuando los atraviesen". Hasta ahora, sólo los astronautas de las misiones Apolo han atravesado estos anillos cuando iban camino de la Luna. Bachiller se muestra sorprendido por los secretos que esconde el mecanismo físico que crea el escudo protector, y todavía mucho más por el misterio de saber "qué lo hace estable frente a los violentos efectos de las tormentas solares". En su opinión, sería conveniente "realizar más medidas in situ", además de replicar las características de los cinturones Van Allen con plasmas en los laboratorios. Sin embargo, la importancia de un estudio en profundidad de esta estructura en la Tierra y en otros planetas del Sistema Solar no sólo sería importante para conocer el por qué de su existencia pues, según asegura Bachiller, también debería permitir a los astrofísicos encontrar estructuras similares en exoplanetas, "ayudando a identificar aquellas otras Tierras que, protegidas de radiación nociva, pueden resultar idóneas para albergar vida".
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