sábado, 6 de diciembre de 2014

Entrevista a Bertrand Piccard

Su abuelo Auguste ascendió a la estratosfera en 1931 a bordo de una cápsula colgada de un globo aerostático inventada por él mismo. Su padre bajó hasta el punto más profundo del océano, la Fosa de las Marianas, en un batiscafo diseñado por Auguste. Y él fue el primero en dar la vuelta al mundo sin escalas en un globo aerostático. Bertrand Piccard lo lleva en la sangre, pero usa su vertiente aventurera a los mandos del avión Solar Impulse, que comenzará su vuelta al mundo el próximo mes de marzo, para divulgar la importancia de las energías limpias.

¿Por qué escogió el aire en lugar del océano?
Desde niño me he sentido muy inspirado por la historia de la aviación. Y tuve la inmensa suerte de conocer a personajes como Charles Lindbergh o muchos de los astronautas de la NASA de aquel tiempo. Me contagiaron la pasión por explorar lo desconocido. Y mi padre lo hizo bajo el agua, no iba yo a hacer lo mismo.
¿Están ya listos para su próxima aventura?
Durante 12 años el objetivo ha estado muy lejos y trabajábamos en cuestiones generales. Ahora faltan tres meses para despegar, es el momento de las pequeñas cosas y todo el mundo está trabajando muy duro.
Usted ya ha dado la vuelta al mundo sin escalas. ¿Hará lo mismo algún día sobre un avión solar?
Sería una pena. Cada vez que aterrizamos con el Solar Impulse supone una inyección de inspiración para escuelas, universidades, gobiernos... Creo que una de las mejores cosas que se puede hacer con este avión es llevárselo a la gente. Muchos se quejaron cuando dimos la vuelta al mundo en globo porque no pudieron verlo.
El avión es un reclamo...
Sólo el 3% del consumo de energía mundial le corresponde a la aviación, el 97% se consume en tierra y en el agua. Y ahí es donde tenemos que actuar. El avión solar es una bandera de las tecnologías verdes, de las renovables. Usamos un avión porque es muchísimo más atractivo. Si lo hubiéramos hecho con un coche a nadie le hubiera importado. Pero con un avión la gente dice ¡wow! Es algo increíble. Y así tenemos a los políticos, a las universidades y a los medios dispuestos a recibir el mensaje sobre las tecnologías limpias y la importancia de la eficiencia energética. Las empresas que no entiendan esto irán a la bancarrota en el futuro.
En 2015, París acogerá una Cumbre del Clima clave. ¿Es el momento de esa revolución?
Claro que sí. El problema de estas cumbres internacionales es que se centran en los problemas y no en las soluciones. La única forma de que la cumbre de París sea un éxito es hablar sobre las soluciones, sobre las tecnologías limpias. Hay que hacerles ver que el cambio climático se puede detener generando beneficios.
¿Qué ha hecho bien España y qué mal en energías renovables?
España ha sido pionera y ha hecho mucho bien al desarrollo de las energías renovables. Y yo admiro mucho eso. El problema es que se ha pensado mucho a corto plazo para hacer dinero rápido. Y si abusas del sistema, éste colapsará. España era un buen ejemplo que mostrar al mundo y ahora ha colapsado.
¿Cuál será la fuente de energía del futuro... renovables, nucleares, fusión...?
Creo que necesitamos diversificar las fuentes renovables y aumentar la eficiencia energética. Si no mejoramos la eficiencia, las renovables nunca serán suficiente. Pero si reduces el consumo de energía mediante tecnologías limpias estás creando empleo y dando beneficios. Y, además, estás logrando que las renovables puedan cubrir la demanda.
¿Ha instalado usted estas medidas en su propia casa?
Claro. Cuando compré la casa se calentaba con petróleo y estaba fatal aislada. Así que aislé el tejado, cambié las ventanas e instalé bombas de calor para aprovechar la energía geotérmica. Logré dividir por tres la factura de calefacción que pagaba antes. Así que es rentable y no perdí calidad de vida.
¿Cómo fue su infancia en una casa de aventureros como la suya?
Era lo normal para mí. Mi padre era aventurero, mi abuelo también y toda la gente que pasaba por casa. Lo normal era estar fuera de la zona de confort y obligarnos a hacernos preguntas constantemente. Nunca hice nada de niño sin saber por qué tenía que hacerlo. Debía ser una pesadilla para los maestros, pero cuando me decían que hiciera algo, yo siempre preguntaba 'por qué'.
http://www.elmundo.es/ciencia/2014/12/04/54802c89268e3efa2a8b4575.html

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