martes, 30 de septiembre de 2014

Arriesgarse o morir (The right stuff - Walt Cunningham)

El 5 de mayo de 1961, Walt Cunningham -entonces un joven piloto en la Reserva de los Marines- estaba conduciendo tranquilamente por una carretera de California, pero no tuvo más remedio que frenar en seco. La emisora que escuchaba por la radio interrumpió su programación para emitir en directo la cuenta atrás del lanzamiento de Alan Shepard, el primer astronauta estadounidense, desde la base de Cabo Cañaveral. «Me pareció un momento tan increíble que no podía concentrarme. Tuve que parar el coche por miedo a pegármela», recuerda Cunningham. Cuando escuchó el rugido de aquel cohete despegando al espacio, este veterano de la Guerra de Corea no pudo reprimir su emoción y exclamó: «You lucky son of a bitch! [¡Qué suerte tienes, hijo de puta!]». Ese día, decidió que quería ser astronauta.
Dos años después, tras someterse a una durísima serie de pruebas, el sueño de Cunningham se hizo realidad, hasta el punto de que le tocó compartir el mismo despacho con el propio Alan Shepard. Aquélla fue la edad dorada de la exploración espacial, cuando Kennedy prometió poner a un hombre en la Luna en menos de una década «no porque es fácil, sino porque es difícil», y Cunningham logró convertirse en uno de los pioneros que, como dijo Tom Wolfe, tuvieron the right stuff («lo que hay que tener») para culminar esta hazaña.
De hecho, junto con sus compañeros Wally Schirra y Don Eisele, a Cunningham le tocó la dura tarea de volar por primera vez en una nave Apolo, después del trágico accidente que costó la vida a los tres tripulantes que inicialmente habían sido elegidos para esta aventura: Gus Grissom, Ed White y Roger Chaffee. En octubre de 1968, Cunningham y sus dos colegas pilotaron con éxito la primera misión tripulada del programa Apolo, en un vuelo de prueba que orbitó 163 veces alrededor de la Tierra, y dieron así el primer paso crucial hacia el «gran salto para la Humanidad» de Neil Armstrong.
La semana pasada, este héroe de la carrera espacial visitó Tenerife para participar en el Festival Starmus, un congreso internacional concebido para divulgar los hallazgos de la astronomía a todos los públicos. Poco antes de hablar ante un auditorio abarrotado de jóvenes amantes del Cosmos, Cunningham concedió esta entrevista:

Después de que murieran sus compañeros del Apolo 1, ¿se planteó arrojar la toalla por temor a que pudiera pasarle lo mismo?
Jamás, ni yo ni ninguno de mis compañeros. Todos habíamos formado parte de escuadrones militares y estábamos acostumbrados a perder a buenos amigos en la guerra o en accidentes. Eso formaba parte de nuestra vida. Claro que estábamos tristes, pero teníamos un sentido del deber que quizás se ha perdido en el mundo de hoy. Por eso, estábamos psicológicamente preparados para el desafío del programa Apolo. Todos sabíamos que podíamos morir en el intento, pero asumíamos ese riesgo. Nuestro único miedo era el miedo al fracaso.
Pero me imagino que al menos disfrutó de las vistas. ¿Cómo fue la experiencia de ver la Tierra desde ahí fuera?
Me impresionó muchísimo y no lo olvidaré jamás. Pero tampoco espere grandes pronunciamientos románticos por mi parte, no tuve ninguna experiencia mística o filosófica. Nuestra obsesión era la profesionalidad, hacer bien nuestro trabajo, no meter la pata en nada... ¡y lo conseguimos!
¿Cómo vivió la rivalidad con los rusos en medio de la Guerra Fría?
Pues la verdad es que sabíamos desde la mitad de los 60 que nuestra tecnología iba muy por delante de ellos. Las naves del programa Gemini de hace 40 años eran muchísimo más eficaces que las rusas. Sin embargo, hoy nosotros hemos perdido el empuje y la motivación que teníamos en el pasado para aprovechar nuestras capacidades tecnológicas, hasta el punto de que ahora mismo dependemos de Rusia para subir ahí arriba.
¿Le resulta humillante esta dependencia actual de los rusos?
No es humillante porque los rusos saben perfectamente de lo que somos capaces, pero me entristece muchísimo. Y lo peor de todo es que teníamos la mejor máquina voladora de todos los tiempos: el transbordador espacial. Para mí, el mayor error en la historia de la NASA fue la jubilación de los shuttle.
Me sorprende que diga eso cuando los transbordadores sufrieron dos accidentes en los que murieron 14 astronautas. ¿No cree que tenían fallos graves de diseño?
No, para nada, aquellas dos tragedias se debieron a errores administrativos, créame. Por ejemplo, en el caso de Challenger, que estalló al despegar debido al hielo acumulado en su exterior, incluso la tripulación había avisado a los controladores de la misión que no debían despegar ese día porque hacía demasiado frío. Y en el caso del Columbia, para ahorrar dinero modificaron el diseño de las losetas que debían proteger a la nave durante la reentrada en la atmósfera. El problema se conocía y se podía haber resuelto, pero no hicieron nada hasta que se produjo la catástrofe.
En todo caso, si de usted dependiera, no hubiera jubilado a los transbordadores.
¡Por supuesto! Jamás los hubiera retirado, era una nave asombrosa, una auténtica maravilla.
¿Qué opina, entonces, del proyecto impulsado por Obama para desarrollar un nuevo vehículo que recupere la capacidad de la NASA para lanzar astronautas y culminar el sueño de llegar hasta Marte?
Creo, por supuesto, que Marte debería ser nuestro gran objetivo, pero desafortunadamente la triste realidad es que no estamos haciendo lo necesario para lograrlo. Desde principios de los años 70 llevamos diciendo que después de la Luna, íbamos a viajar a Marte. Lo podíamos haber conseguido hace ya mucho tiempo. Hoy la verdad es que soy muy pesimista. Dudo que cumplan con el calendario que han propuesto para llegar a Marte en torno a 2030.
Pero antes de intentar ir a Marte, ¿cree que antes se debería viajar a un asteroide, como ha propuesto Obama, o quizás volver a la Luna, como escala previa?
No me parecería mal que regresáramos primero a la Luna, pero únicamente con el objetivo de poner a prueba las tecnologías necesarias para llegar a Marte, sobre todo las instalaciones que nos permitan sobrevivir durante periodos largos allí. La idea de viajar a un asteroide, sin embargo, me parece una estúpida pérdida de tiempo. Pero lo más grave de todo es que a Obama no le interesa lo más mínimo el espacio.
¿Y qué le parece la idea que defiende su colega del programa Apolo, Buzz Aldrin, de realizar un viaje a Marte sin billete de vuelta?
He hablado mucho con Buzz de este tema, y sabe que es relativamente fácil llegar hasta Marte, pero mucho más difícil regresar a la Tierra desde tan lejos. Yo no estoy de acuerdo con que la NASA planifique una misión sin vuelta, pero por supuesto deberíamos aceptar y asumir el riesgo de que quizás nuestros astronautas no regresen sanos y salvos desde allí.
¿Cree en la vida extraterrestre?
Me parece inconcebible que no haya vida en otros lugares del Universo. Ahora bien, si me pregunta si alguna vez contactaremos con alienígenas, creo que no. Quizás, como mucho, captemos alguna señal de otra civilización. Pero si tenemos en cuenta que Alfa Centauri, la estrella más cercana, está a 4,3 años luz, me parece muy improbable. Todas las historias que circulan por ahí sobre platillos volantes son basura.



http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/29/5425d07c22601dea148b4570.html

¡Yo también quiero ser un planeta!


Plutón fue rebajado en 2006 a la categoría de "planeta enano" en un debate que traspasó el mundo científico y que ocho años después volvió al Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica (CfA), en Estados Unidos, con una discusión entre expertos de la ciencia planetaria.
"Queríamos que la gente volviera a hablar de ello", explicó la especialista en Relaciones Públicas de la institución, Christine Pulliam, al ser preguntada por qué uno de los centros líderes de astrofísica volvía a discutir sobre la salida del Sistema Solar de su antiguo noveno planeta.
Hace ocho años, en 2006, más de 2.500 expertos de 75 países se reunieron en Praga en la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés), y establecieron una nueva definición universal de lo que se consideraría un planeta.
Esta definición distinguió entre ocho planetas "clásicos" que giraban en órbitas alrededor del Sol y dejaba fuera a cuerpos "enanos", como Plutón, que quedó al mismo nivel que los más de 50 cuerpos redondos que giran en torno al Sol en el cinturón de Kuiper.
Pero, los defensores del "patito feo" del Sistema Solar no se rindieron e incluso desfilaron en manifestaciones, pidieron a los científicos que volvieran a admitir a Plutón en el club de los grandes, clamando una y otra vez: "el tamaño no importa".
Por eso, ocho años después y cuando queda menos de un año para que se celebre en Honolulu (Hawai, EEUU) la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés), el Centro Harvard-Smithsonian volvió a abrir el debate.

Tres expertos con opiniones diferentes

Para ello, la institución invitó a tres expertos con opiniones diferentes. El historiador científico Owen Gingerich, que presidió el comité de definición de planetas de la IAU, defendió el estatus de Plutón como planeta desde un punto de vista histórico y argumentó que "un planeta es una palabra culturalmente definida que cambia con el tiempo".
¿Cómo pudo la Unión Astronómica Internacional decir que Plutón era un planeta enano y luego negarle la posición de planeta? ¿Qué era entonces, solo un enano? Gingerich considera que la IAU hizo un "abuso del lenguaje" al tratar de definir la palabra planeta y que, por eso, no debía haber expulsado a Plutón.
El punto de vista contrario lo defendió el director asociado del Centro de Planetas Menores, Gareth Williams, quien apoyó la expulsión de Plutón y definió los planetas como "cuerpos esféricos que orbitan alrededor del sol y que han limpiado su camino", es decir, que han despejado su órbita de otros astros.
Por su parte, el director de la Iniciativa Orígenes de la Vida de Harvard, Dimitar Sasselov, estableció que un planeta es "la masa más pequeña esférica de la materia que se forma alrededor de las estrellas o restos estelares", lo que, a su juicio, devuelve a Plutón al club planetario.
En realidad, desde su descubrimiento en 1930 por el estadounidense Clyde Tombaugh, Plutón ha sido objeto de disputas, sobre todo debido a su tamaño, mucho menor que el de la Tierra, e incluso que el de la Luna.
La reivindicación esta hecha y la polémica podría volver a despertar durante la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional en 2015, el mismo año en el que se prevé que llegué a Plutón la sonda"Nuevos Horizontes", enviada por la NASA en 2006. 

http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/28/5427daa6e2704ebd348b456e.html

lunes, 29 de septiembre de 2014

El CERN cumple 60 años


El CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear, celebra este lunes 60 primaveras en un evento al que asisten delegaciones oficiales de 35 países, entre ellas la española, que, a su entrada, han ido dejando su firma para la posteridad en una tableta electrónica situada en el fotocall.
El CERN es actualmente el laboratorio de física de partículas más grande del mundo, y un gran ejemplo de colaboración internacional, pues reúne a más de 10.000 científicos de casi 100 nacionalidades. Surgió el 29 de septiembre de 1954 "para construir el centro de excelencia en la Ciencia, pero también para, de alguna manera, reiniciar los contactos entre los científicos" y unir a las naciones, explica la presidenta del Consejo del CERN, Agnieszka Zalewska. Así, el lema de este aniversario es '60 años de Ciencia por la Paz', rememorando el acuerdo que permitió la investigación científica con fines exclusivamente pacíficos.
'Creamos un puente entre culturas que habla una sola lengua universal, y ese lenguaje es la ciencia'.
"Durante estas seis décadas, el CERN ha sido siempre un lugar donde las personas pueden trabajar juntas, independientemente de su cultura y su nacionalidad. Creamos un puente entre culturas que hablan una sola lengua universal, y ese lenguaje es la ciencia", ha declarado el director general de la Organización, Rolf Heuer, que durante su discurso inicial en la ceremonia, afirmaba que la filosofía de esta institución debe servir de ejemplo en un mundo en el que "si abres un periódico, cualquier día, a cualquier hora, en cualquier lugar, encontrarás sufrimiento humano".

La revolución de la Física

El CERN se dedica a la física fundamental, enfocada en descubrir de qué está hecho el Universo y cómo funciona. Desde la creación de esta Organización, el panorama de la física fundamental ha cambiado drásticamente. Por aquel entonces, el conocimiento de la materia a escalas más pequeñas estaba limitado al núcleo del átomo. En los años 60, los físicos de partículas pudieron avanzar en este campo hasta desarrollar el Modelo Estándar de Física de Partículas y mejorando el conocimiento del Universo y de sus comienzos.
El CERN se centra en descubrir de qué está hecho el Universo y cómo funciona.
Aceleradores cada vez más grandes y más potentes han permitido a los investigadores explorar nuevas fronteras energéticas. Entre los grandes descubrimientos del CERN están las partículas portadoras de la fuerza débil, ganador del Nobel en 1984; la creación de la World Wide Web por Tim Berners-Lee en 1989, el desarrollo de un revolucionario detector de partículas por George Charpak, también premiado con el Nobel, en 1992; y el descubrimiento del Bosón de Higgs en 2012, que ha podido probar la existencia del mecanismo de Brout-Englert-Higgs y permitió la concesión del Premio Nobel a Peter Higgs y François Englert en 2013.
El CERN maneja el principal acelerador de partículas del mundo, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Con su reinicio el año que viene a un nuevo récord de energía, el CERN continuará buscando respuestas a algunas de las preguntas fundamentales del Universo.

Curar el cáncer con antimateria

Las grandes mentes del CERN no sólo son utilizadas para la física fundamental, sino que también hay cabida para la medicina. El Experimento de la Célula Antiprotones (ACE) se inició en 2003 y tiene como objetivo evaluar plenamente la eficacia de la antimateria como terapia contra el cáncer.
Cuando la materia (las células tumorales) y la antimateria (los antiprotones) se encuentran, se destruyen entre sí, transforman su masa en energía. Así, esa energía liberada se proyecta hacia los fragmentos de las células cancerosas adyacentes, que a su vez deberían ser también destruidos. Hasta la fecha, la terapia con haces de partículas ha utilizado principalmente protones para destruir las células cancerosas. Desafortunadamente, aunque el haz destruye el cáncer también daña a los tejidos sanos en tratamientos repetidos. Sin embargo, el experimento ACE está poniendo a prueba la idea de utilizar antiprotones como un tratamiento alternativo, mediante la comparación directa de la eficacia de la irradiación celular utilizando protones y antiprotones.

España en el CERN

España es miembro del CERN desde 1983 y ocupa el puesto número cinco en los contribuyentes por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Además, según la Secretaría de Estado de I+D+i, "se aportan otros fondos para financiar la actividad de los grupos de investigación españoles que participan en los experimentos del CERN, entre ellos los del LHC, ISOLDE O nTOF".
Así, más de 70 empresas españolas participaron en la construcción y mantenimento del LHC, en el que actualmente trabajan cerca de 200 españoles a través de diez centros de investigación. Una participación que la Secretaría de Estado fomenta a través del Programa Nacional de Física de Partículas y del Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear (CPAN), proyecto Consolider-Ingenio 2010 gestionado por el CSIC.

http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/29/54294a89268e3eec6b8b456d.html

sábado, 27 de septiembre de 2014

Alitas de dinosaurio, ¿alguien quiere?

Cuando hablamos coloquialmente de la extinción de los dinosaurios no es raro que comenteno ya que las aves sean descendientes de los dinosaurios, sino que son verdaderos dinosaurios. En consecuencia, para hablar con propiedad tendríamos que referirnos siempre a los dinosaurios "típicos" como dinosaurios no avianos, mientras que las aves deberían ser presentadas como dinosaurios avianos. Al igual que la moda de repetir el género masculino y femenino en las frases políticamente correctas, la búsqueda de la precisión en este asunto nos conduce a un engorroso trabalenguas lingüístico. 
 Las aves pertenecen al grupo de los dinosaurios terópodos, en el que se experimentó una de las transiciones más singulares de la historia de los vertebrados: a partir de dinosaurios bípedos carnívoros, tras una formidable reducción de la talla y mediante el desarrollo evolutivo de plumas y las alas, surgieron las aves. Concretamente, las aves se encuadran en un grupo de terópodos llamado Coelurosauria. Los celurosaurios reúnen a dinosaurios muy populares: Tyrannosaurus (¡cómo no!), Velociraptor o Archaeopteryx y casi todos los celurosaurios del Mesozoico (nada menos que 150 especies) acaban de ser escrutados con todo detalle por un equipo dirigido por Stephen Brusatte (Universidad de Edimburgo) que ha analizado 853 características anatómicas -casi el doble de las utilizadas previamente- para establecer sus relaciones de parentesco.

Los resultados de estos investigadores demuestran que las aves se originaron tras un proceso evolutivo continuo, desarrollado a lo largo de varios millones de años dentro del grupo de los terópodos, sin que se haya detectado ningún salto brusco en el diseño de las formas o estructuras entre las aves y sus ancestros próximos. Sin embargo, desde el momento en que se alcanzó su diseño básico, la anatomía de las aves experimentó un verdadero acelerón evolutivo, modificándose mucho más rápidamente que en cualquier otro grupo de terópodos.

jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Quiere usted vivir 100 años?

Cuando el investigador y educador de Minnesota (EE. UU.) Dan Buettner indagaba en 2009 en las causas de la longevidad en determinadas zonas del planeta, viajó hasta la isla de Icaria, un pequeño emplazamiento con olor a romero ubicado al sureste de Grecia donde la esperanza media de vida es de 90 años, cifra que no alcanza por sí solo ningún país del mundo (el más longevo es Mónaco, con 85). Buettner se reunió entonces con uno de los pocos médicos de la región, Ilias Leriadis, que tomaba relajadamente una copa de vino mientras iluminaba el misterio: “Nos levantamos tarde y siempre dormimos siesta. Yo no abro la consulta hasta las once de la mañana, porque nunca hay visitas antes. ¿Has visto algún reloj por la calle? No hay. Y si los ves, están rotos. No tenemos costumbre de consultar la hora. Cuando invitas a alguien a casa, puede aparecer a las diez de la mañana o a las seis de la tarde”. En Icaria, no existe la demencia senil y hay un 20 % menos de cáncer que en el resto del país.
Que la ausencia de estrés es pasaporte para una vida larga y saludable es algo que los expertos han repetido hasta la saciedad. La propia OMS señala este trastorno como una de las principales amenazas a la salud en el siglo XXI. También conocemos perfectamente el efecto que la alimentación, el deporte, el consumo de tóxicos o la contaminación ambiental tienen sobre nuestro organismo. Lo verdaderamente asombroso y revolucionario reside en una nueva certeza: los hábitos saludables pueden alterar nuestro ADN, que hasta hace bien poco parecía algo sagrado.
Según Manel Esteller, máximo investigador en la materia y director del programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, el estrés genera cambios hormonales y en los neurotransmisores, capaces de alterar nuestros genes. ¿Pero de qué modo? “Hasta ahora, considerábamos las células como meras lectoras pasivas de un manual de instrucciones, el ADN, que les dictaba cómo comportarse. Hemos cambiado este modelo rígido por uno más flexible. El manual se lee con tachones o subrayados (las marcas epigenéticas) que afectan a la palabra o a párrafos completos”, explica Teresa Roldán, catedrática de Genética y directora adjunta de Investigación en la Universidad de Córdoba. Estas marcas no alteran el ADN, pero sí su manifestación. Como ilustra Nessa Carey, directora de la farmacéutica Pfizer, el ADN sería el equivalente a la tragedia Romeo y Julieta, de Shakespeare, y la epigenética, el proceso que convierte la obra en una representación de teatro clásico o en una película moderna con banda sonora heavyPodemos activar y desactivar genes a través de nuestro modo de vida. Aquello de “no lo puedo evitar, lo llevo de serie” ha dejado de surtir efecto. Porque alguien podría espetarle, y con razón: “Pues cambia tu propia serie”.
http://elpais.com/elpais/2014/09/17/buenavida/1410942267_076986.html

lunes, 22 de septiembre de 2014

Formación de la luna (hipótesis)

Hipótesis de fisión

La hipótesis de fisión supone que originariamente la Tierra y la Luna eran un sólo cuerpo y que parte de la masa fue expulsada, debido a la inestabilidad causada por la fuerte aceleración rotatoria que en aquel momento experimentaba nuestro planeta.
Se cree que la zona que se desprendió corresponde al Océano Pacífico, que tiene unos 180 millones de kilómetros cuadrados y con una profundidad media de 4.049 metros. Sin embargo, los detractores de esta hipótesis opinan para poder separarse una porción tan importante de nuestro planeta, éste debería haber rotado a una velocidad tal que diese una vuelta en tan sólo tres horas. 

Hipótesis de captura

Una segunda hipótesis denominada 'de captura', supone que la Luna era un astro planetesimal independiente, formado en un momento distinto al nuestro y en un lugar alejado.
La Luna inicialmente tenía una órbita elíptica con un afelio (punto más alejado del Sol) situado a la distancia que le separa ahora del Sol, y con un perihelio (punto más cercano al Sol) cerca del planeta Mercurio. Esta órbita habría sido modificada por los efectos gravitacionales de los planetas gigantes, que alteraron todo el sistema planetario expulsando de sus órbitas a diversos cuerpos, entre ellos, nuestro satélite. La Luna viajó durante mucho tiempo por el espacio hasta aproximarse a la Tierra y fue capturado por la gravitación terrestre.
Sin embargo, es difícil explicar cómo sucedió la importante desaceleración de la Luna, necesaria para que ésta no escapara del campo gravitatorio terrestre.

Hipótesis de acreción binaria

La hipótesis de la acreción binaria supone la formación al mismo tiempo tanto de la Tierra como de la Luna, a partir del mismo material y en la misma zona del Sistema Solar. A favor de esta teoría se encuentra la datación radioactiva de las rocas lunares traídas a nuestro planeta por las diversas misiones espaciales, las cuales fechan entre 4.500 y 4.600 millones de años la edad lunar, aproximadamente la edad de la Tierra.
Como inconveniente tenemos que, si los dos se crearon en el mismo lugar y con la misma materia: ¿cómo es posible que ambos posean una composición química y una densidad tan diferentes?. En la Luna abunda el titanio y los compuestos exóticos, elementos no tan abundantes en nuestro planeta al menos en la zona más superficial.

Hipótesis de impacto

La hipótesis del impacto parece la preferida en la actualidad. Supone que nuestro satélite se formó tras la colisión contra la Tierra de un cuerpo de aproximadamente un séptimo del tamaño de nuestro planeta. El impacto hizo que bloques gigantescos de materia saltaran al espacio para posteriormente y, mediante un proceso de acreción similar al que formó los planetas rocosos próximos al Sol, generar la Luna.
Lo más dudoso de esta teoría es que tendrían que haberse dado demasiadas coincidencias juntas. La probabilidad de impactar con un astro errante era muy alta al inicio del Sistema Solar. Más dificil es que la colisión no desintegrase totalmente el planeta y que los fragmentos fuesen lo suficientemente grandes como para poder generar un satélite.
La teoría del impacto ha sido reproducida con ayuda de ordenadores, simulando un choque con un objeto cuyo tamaño sería equivalente al de Marte, y que, con una velocidad inferior a los 50.000 km/h, posibilitaría la formación de un satélite.

Hipótesis de precipitación

Últimamente ha aparecido otra explicación a la que dan el nombre de 'Hipótesis de precipitación' según la cual, la energía liberada durante la formación de nuestro planeta calentó parte del material, formando una atmósfera caliente y densa, sobre todo compuesta por vapores de metal y óxidos. Estos se fueron extendiendo alrededor del planeta y , al enfriarse, precipitaron los granos de polvo que, una vez condensados, dieron origen al único satélite de la Tierra.

Superar la velocidad de la luz, ¿posible? (minuto de física)


Einstein y su famosa ecuación (minuto de física)


Hawking, el bosón de Higgs, y la destrucción del universo

El bosón de Higgs es la partícula elemental que confiere masa a la materia que compone el Universo. Su hallazgo, anunciado el 4 de julio de 2012, se considera un hito histórico, pues era la única partícula del Modelo Estándar (el que describe toda la físíca) cuya existencia no había podido ser demostrada. Peter Higgs y François Englert, que predijeron su existencia hace 40 años, recibieron el año pasado el Nobel de Física.
"El [campo de] Higgs tiene la preocupante característica de que podría convertirse en metaestable a energías superiores a 100.000 millones de gigaelectronvoltios. Esto podría significar que el Universo podría sufrir una catastrófica desintegración, con una burbuja de vacío expandiéndose a la velocidad de la luz. Esto podría ocurrir en cualquier momento y no lo veríamos venir. Afortunadamente, el tiempo estimado para [que se produjera] ese desmoronamiento es mayor que la edad del Universo", escribe Hawking en el prólogo del libro Starmus, 50 años del hombre en el espacio.

La importancia de Higgs

Según explica Espinosa, profesor de investigación ICREA, el campo de Higgs juega un papel crucial en la teoría que describe el comportamiento de las partículas elementales: "Según esta teoría,todo el Universo está inmerso en un campo de Higgs, y las partículas elementales deben sus masas a la presencia universal de este campo y al valor determinado que toma", relata a través de un correo electrónico.
Lo que dice Hawking, sostienen los físicos de partículas, no es nuevo, pues la comunidad científica habla de este asunto desde el anuncio del hallazgo del bosón, pero el titular del periódico británico The Sunday Times ("Hawking: La partícula de Dios podría destruir el Universo") causó cierto revuelo a pesar de que en la noticia se subrayaba que el astrofísico consideraba "muy improbable" ese escenario.
El científico inglés recuerda que un acelerador de partículas que alcanzara 100.000 millones de gigaelectronvoltios tendría que ser mayor que la Tierra e ironiza diciendo que sería improbable que se financiara una infraestructura así teniendo en cuenta en la actual situación económica.
"Con el descubrimiento de la partícula de Higgs en el CERN y, sobre todo, con la medida de su masa estamos aprendiendo algo más acerca de la física que determina que el Universo esté lleno de este campo y de por qué toma el valor que toma", explica José Ramón Espinosa. "Para el valor de la masa del Higgs que se ha medido en el CERN, resulta que el campo de Higgs, además del valor observado podría tomar un valor inmensamente mayor".
Para explicar este asunto, Espinosa utiliza la representación de un sombrero mexicano. "En nuestro Universo el campo está en la parte baja amarillenta del sombrero, pero las ecuaciones nos dicen que podría igualmente estar en zonas más bajas rojas si tomase un valor mucho más grande. El problema con esta situación es que, siendo el Higgs un campo cuántico, puede atravesar la barrera que lo separa de esas regiones rojas. Si lo hiciese, el campo de Higgs cambiaría a esos valores tan altos en todo el Universo, haciendo que colapsase después", afirma. No obstante, añade que "tal proceso es extremadamente improbable, debido a la inmensa barrera que nos separa de la zona de peligro".

Sin riesgo para la Humanidad

Asimismo, los científicos son capaces de estimar cuánto tiempo tendría que transcurrir para ser testigos de ese colapso cósmico. Según Espinosa, "ese tiempo resulta ser inmensamente más largo que la edad actual del Universo", por lo que sugiere que nos preocupemos "por otras amenazas mucho más graves para nuestra supervivencia en este planeta".
Se trata de pura física teórica y la Humanidad no tiene, por tanto, nada que temer. Ni siquiera si el hombre construyera aceleradores de partículas que trabajaran a energías realmente altas. Según explica María Chamizo, física del CERN e investigadora del CIEMAT, "el LHC ha funcionado hasta ahora 8.000 gigaelectronvoltios y aumentará a 14.000 gigaelectronvoltios en 2015. Sería necesario construir un acelerador 10 millones de veces mas potente que el LHC" para alcanzar energías de 100.000 millones de gigaelectronvoltios como las que se mencionan en el prólogo de Hawking, sostiene.
"Los experimentos en el LHC no suponen riesgo alguno. Si colisionar protones a las energías del LHC supusiera riesgo de catástrofe no estaríamos aquí para preocuparnos, ya que protones de energías mucho mayores en los rayos cósmicos bombardean rutinariamente nuestro planeta desde hace miles de millones de años", dice José Ramón Espinosa, «es una idea apropiada sólo para la ciencia ficción».

http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/09/540d711bca4741ed688b4575.html

El fracking, ¡una amenaza!

El aumento de la producción de gas natural mediante técnicas de fractura hidráulica o 'fracking' sobre todo en Estados Unidos ha causado desde su comienzo una gran preocupación debido a las consecuencias ambientales que pudiera tener. En los últimos años, varios estudios científicos han documentado el riesgo sísimico y de contaminación de acuíferos de los primeros pozos que se comenzaron a explotar en Oklahoma y Pennsylvania (EEUU) en los años 60 y 70 del pasado siglo.
Sin embargo, los problemas de contaminación provienen de fallos en la construcción de la cubierta protectora del pozo en los primeros metros del pozo vertical más que de la técnica de la fractura hidráulica en sí, según un estudio recién publicado.
La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Duke (EEUU), analizó en total 133 muestras provenientes de pozos de aguas subterráneas de consumo humano. Gracias al estudio de los gases nobles y de una serie de marcadores de hidrocarburos presentes en las muestras, los autores pudieron distinguir al procedencia de dichos gases para determinar en cada caso si el gas era de procedencia natural o de origen antropogénico, y en este último supuesto qué causó la contaminación del agua subterránea.
"En general, nuestros datos sugieren que donde ha ocurrido la contaminación por una fuga de gas natural, ésta se debe con mayor probabilidad a problemas de integridad del pozo en temas de cementación o de la recubierta del pozo", explican en el estudio los autores dirigidos por el investigador Thomas Darrah, de la Universidad de Duke.
Sus resultados son de gran importancia para el avance de la técnica en nuevas áreas de EEUU y la Unión Europea en las que se está planteando la producción de gas natural mediante la técnica del 'fracking' -extracción mediante la fracturación de una capa geológica a gran profundidad gracias a una mezcla de agua, arena y productos químicos inyectada a una enorme presión en el subsuelo-, pero de una forma más respetuosa y con mayores garantías ambientales. 
http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/15/54171985268e3e2e798b4592.html