Los fósiles son cajas negras que reflejan los avatares de la vida del individuo que los ha producido y también los sucesos que le afectaron una vez muerto. Con el paso del tiempo y el avance de los métodos de estudio (o bien mediante la investigación por diferentes especialistas) un mismo fósil puede ser "leído" varias veces para llegar a nuevas interpretaciones que anteriormente pasaron desapercibidas.
Este es el caso del ejemplar de un gran dinosaurio carnívoro del grupo de los tiranosaurios que fue encontrado en 1994 en el Dinosaur Provincial Park de Canadá y que hace ya más de diez años se identificó como perteneciente al género Daspletosaurus. La clasificación de un material fósil suele constituir la primera y más obvia de las tareas paleontológicas pero, a partir de ahí, se puede progresar en el conocimiento de las características del animal al que correspondían los restos (un cráneo casi completo y fragmentos de otros huesos, en este caso). Por ejemplo, el grado de fusión de los distintos huesos (completamente fusionados o todavía con líneas de fusión visibles) varía no solo con la edad del animal, sino con la propia posición del hueso en el esqueleto. El ejemplar de Canadá muestra rasgos que indican que el animal no había alcanzado completamente su madurez cuando murió pero que tampoco era demasiado joven: se ha estimado que tendría diez años de edad al morir, tras haber alcanzado una longitud total de 5,8 metros y una masa corporal de media tonelada.
Una vez completado el retrato robot de este individuo, dos investigadores (de la Universidad de Londres y del Royal Tyrrell Museum de Drumheller) han aplicado la lupa de Sherlock Holmes para buscar pruebas de algún episodio violento que atestiguaran el comportamiento de este animal o de otros que interactuaran con él. Y han encontrado numerosas marcas de heridas en el cráneo y en la mandíbula que serían producidas tanto durante la vida del animal (como producto de combates) como cuando ya era un cadáver (al ser devorado por carroñeros).

Imagen de una parte del cráneo de Daspletosaurus con flechas que señalan diversos tipos de lesiones. Escala = 10 cm / David Hone.
Lesión en el maxilar derecho de Daspletosaurus producida cuando vivía el animal. Escala = 1 cm / David Hone.
Sin embargo, también se han encontrado lesiones que tuvieron que producirse forzosamente una vez que el animal ya había muerto. Así lo sugiere la total ausencia de indicadores de curación o la peculiar situación de dichas marcas. Este es el caso de una serie de surcos paralelos que se sitúan en la cara interior de la parte posterior de la mandíbula. Debieron de producirse por un mordisco y no muestran ninguna señal de curación pero, además, resulta muy improbable que el animal afectado tuviera la boca completamente abierta para recibir tal mordisco en la parte interior de la misma (y, además, no en el hocico, sino en la parte más posterior de la propia mandíbula) cuando aún estaba vivo.

Mandíbula derecha de Daspletosaurus. Además de diversas lesiones menores, su fractura central sería producida por el mordisco de un gran carroñero. Escala = 10 cm / David Hone.
¿Quién pudo haber causado las heridas que padeció Daspletosaurus? Sabemos que algunos grandes carnívoros actuales se pueden enzarzar en luchas, incluso hasta la muerte, para defender territorios o alimentos. También que estos carnívoros raramente combaten con individuos grandes, adultos y fuertes que les pudieran causar lesiones graves o letales, sino que prefieren enfrentarse a ejemplares pequeños o juveniles, como es el caso del tiranosaurio canadiense.
Las lesiones que previamente se han identificado en dinosaurios, como resultado del ataque de dinosaurios carnívoros con intenciones de devorarlos, se sitúan habitualmente en el cuerpo y, más concretamente, hacia la parte trasera del animal. Por el contrario, las señales localizadas en la cabeza suelen haberse producido como consecuencia de combates entre individuos de una misma especie.
Dado el tamaño de varias de las heridas de este Daspletosaurus, solo pudieron haber sido causadas por otro gran dinosaurio carnívoro. El peso de la sospecha recae sobre otro tiranosáurido pues, además de que el contorno de las mordeduras coincide con la forma de sus dientes, no se conocen otros terópodos de gran tamaño en la Formación Dinosaur Park. Por lo tanto, todo apunta a que este ejemplar de Daspletosaurus tuvo una agitada vida en la que sobrevivió a enfrentamientos con otros individuos de su especie, a pesar de que le causaron daños considerables, y que, finalmente, sirvió de alimento para alguno de sus caníbales parientes.
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